sábado, 24 de julio de 2010

¿Qué convierte una vida en apasionante?

¿Tener una colección de fotos de todos los rincones del planeta para ser la envidia de la ciudad? ¿Tener una vida lujosa, con todo lo que ello conlleva (casa lujosa, coche lujoso, chófer lujoso, gastos lujosos, etc.) de la que presumir? ¿Tener una colección de amigos/as influyentes que le puedan sacar a uno/a de algún apuro o ayudarle/a en un momento clave? ¿o es acaso tener la capacidad de seducir a tod@ mujer/hombre que se cruce en nuestro camino para que los demás nos tengan envidia...? Tener, hacer, ser...nada.

Lo que convierte una vida en apasionante no empieza con el verbo "tener", salvo una excepción, la de tener una actitud apasionante y vital.
Ser vital.
Ser positivo/a en cualquier situación.
Ser luchador/a y tenaz.
Ser capaz de sonreír y sacar una sonrisa a los demás incluso en un momento de máximo dolor.
Ser capaz de mostrar los propios sentimientos libre de cualquier miedo al rechazo o a la reacción de los demás.
Ser audaz.
Ser congruente con los deseos de su corazón.
Ser capaz de seguir los impulsos de su corazón, los más genuinos y auténticos.
Ser capaz de despertarse cada mañana con ilusión y una sonrisa en la cara, ilusionad@ con el día que está empezando, viéndolo como un lienzo en blanco.
Ser capaz de ver cualquier crisis como una oportunidad para reinventarse a un@ mism@ y hacerse más fuerte y más sabio.
Ser capaz de hacer cada día algo que le ilusione, y de conseguir ilusionarse por todo lo que hace.
Ser capaz de hacer sus sueños realidad.
Ser capaz de ayudar a otras personas a hacer también sus sueños realidad.

Lo que convierte la vida de una persona en apasionante no tiene que ver con lo que "tiene", sino con lo que esa vida, esa persona "es" en sí misma, sin trampa ni cartón, despojada de cualquier máscara, y tiene mucho que ver con la capacidad de esa persona de encontrar la felicidad hasta en los más pequeños detalles y ser capaz de desear encontrar la felicidad, de desear disfrutarla, en lugar de ponerse trabas y excusas, en lugar de aplazar esa felicidad para un momento futuro que jamás llegará.

Lo que convierte la vida de una persona en apasionante es el espíritu de esa persona y su actitud, la voluntad de esa persona puesta en juego, desplegada en todo su potencial, con la única y firme intención de hacerse feliz a sí misma sin ninguna excusa ni necesidad de justificar por qué lo hace.

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